3 ago 2011

Niño Koi y Austin TV: Así se cumplen los sueños

Niño Koi
El sábado pasado asistí a uno de los mejores conciertos de este año: Austin TV en Club Vértigo.

Estos mexicanos son conocidos por su rock instrumental y por tocar siempre disfrazados. Pero antes de que  fuera una opción tenerlos aquí, antes de yo conociera su música, ocurrió una historia muy curiosa.

Por ahí del 2004, Fabrizio Durán, baterista de Niño Koi, estaba viendo televisión y se topó con el programa Huevarones S.A. de Telehit. Lo que vió realmente le gustó, y a pesar de las dificultades de la época para conseguir música, con su conexión de 128 kpbs bajó un par de canciones que pasó a Chris Robinson (bajo), quien las compartió a Mauricio Fonseca (guitarra) y Mauricio a Giovanni Morera (guitarra). "A Fede (Salas, guitarra) se lo enseñó un amigo", recuerda Fonseca.

La nostalgia de Fabrizio durante el relato fue evidente. Me lo contó con la mirada fija hacia una calle poco transitada cerca de La Sabana. Él no veía los carros o motos que pasaban por ahí: él se estaba viendo a sí mismo, siete años después, a sólo un par de horas de abrirle a una de sus bandas favoritas: Austin TV.

Niño Koi es una banda costarricense que sigue dando sus primeros pasos, aunque ya cuenta con buen reconocimiento del público local y se comparte una característica singular con los Austin: solo tocan rock instrumental.

Austin TV.
Quizá sin la insistencia y el esfuerzo de Mau de Niño Koi, su novia Gabriella y su prima María Fernanda, este concierto no se hubiera dado. Quizá se hubiera escogido a otra banda para festejar el primer aniversario de la emisora 104.7 Hit. Pero no fue así.

Alcanzando el sueño. Ellos tres fueron a Hit a proponerles traer a los mexicanos para un  concierto. Desde hacía más de un año, Mau contactó a la banda por medio del difunto (pero siempre útil) MySpace, y desde entonces manejaban la posibilidad de traerlos, aún sin patrocinios ni productores.

"Pasaron tres reuniones y nada, no parecía que lo fuéramos a lograr". Eso lo dijo Gabriela con una sonrisa en el rostro, durante la prueba de sonido de Austin TV.

En esa misma prueba me encontré a Giovanni sentado en unas gradas que quedan por la mesa de sonido en Vértigo.  "Mae estoy llorando" me dijo sin siquiera saludar. Austin TV calentaba motores y éramos varios los que queríamos ser los primeros en ver a la banda tocar. En eso Chris Robinson, también presa del llanto, se acercó y nos dijo: "no sé cómo vamos a tocar después de eso"; los nervios eran el factor común en el quinteto y las primeras dos piezas que tocó Niño Koi en concierto fueron prueba de ello. 

Joven volador no identificado.
En las tablas. Arriba en el escenario intentaban moverse pero no lo lograban, al menos no como como siempre. Los aplausos no cesaban. Los Koi eran conocidos para muchos de los presentes y la sorpresa de otros, quienes brincaban por igual al ritmo de sus piezas.

Fue en la introducción de "Trenes" que los muchachos empezaron a soltarse, se sonreían entre ellos, y en eso, al fondo del recinto, algún fanático profirió el famoso grito de guerra de Robinson: "¡Despichen la vara!" y así fue, la despicharon. La gente volaba por encima de otros, saltaba, brincaba; Niño Koi fue el acto de apertura y en 40 minutos aumentó no solo su lista de fanáticos sino su fuerza e ímpetu como banda. Despegaron por encima del público y mostraron a punta de música lo felices que estaban de tocar ahí.

Más adelante, en medio del concierto de Austin TV, brincando y bailando como uno más me encontré con Giovanni, quien al igual que un servidor no podía creer lo que estaba viviendo. Por ahí cerca del escenario vi a Fabrizio y a Chris, incrédulos pero felices, y a Mau y Fede no los volví a ver, supongo que ahora están en un lugar mejor.

Fando de Austin TV.
Fando, guitarrista de Austin TV, dijo a su público que la banda siempre ha usado máscaras, y uno de los motivos de esto es que creen que cualquiera que los vea podría ser ellos, creen que en vez su cara, podría ser la mía o la suya la que sonría a cientos de personas desde un escenario.

Tanto Fando como los Koi nos mostraron que con esfuerzo y una meta fija, cada uno puede hacer lo que sea que se haya propuesto: esa clase de dibujo que nunca llevó, ese viaje a la playa que se sigue posponiendo, esos 11 kilómetros que no corrió, esas palabras que nunca dijo. Ellos nos enseñaron que los sueños, lo más grande e intangible que tiene el ser humano, sí se pueden cumplir.

Extracto de la entrevista a Niño Koi
 

*Las fotografías son cortesía de Jose Tenorio.