8 jun 2011

Juan Carlos Pardo: "Siempre supe que sería músico"


A sus 20 años, Juan Carlos Pardo es uno de los bateristas más destacados del país, no sólo por tocar con bandas como 424 y La Escafandra, sino por subsistir en una carrera que muchos creen que no deja acá: la música.

Nació el 4 de febrero de 1991 y desde entonces vive en el cantón de Montes de Oca, con sus padres y hermanos, también músicos. Se considera perfeccionista, le gusta ponerse retos y tiene buen sentido del humor. Él cree que luchar por lo que se quiere es la clave del éxito, o como lo dice él en sus propias palabras: “nada más es levantarse todas los días e intentar ser exitoso con lo que sea que uno haga”.

Nos reunimos con Juan Carlos un miércoles por la mañana, para conversar sobre sus proyectos, su experiencia y su visión de la música nacional.

* * *
¿Cómo se inició en la música?

Vivo en la casa a la par de mis abuelos y mi abuelo era pianista. Mis papás son profesores de música y también tengo tíos músicos, entonces siempre he estado rodeado de música, podría decir que desde que nací.

Cuando tenía unos cuatro años me entró eso de agarrar cucharas o lo que fuera que tuviera cerca y empezar a golpear todo, hasta que mi mamá un día me compró un tamborsillo de Fisher Price. Yo iba con ese tambor a todos los desfiles del 15 de setiembre, caminando como si fuera parte del desfile.

¿Por qué batería y no otro instrumento?

Cuando yo estaba muy pequeño un primo mío me regaló un disco de Zildjian (marca de platillos) que se llamaba “People who speak with their hands (personas que hablan con las manos), que era como un compilado de bateristas como (Denis) Chambers, Steve Smith, Dave Wreckl (…) me llamó la atención el nombre del disco y desde ahí me interesó eso de decir cosas simplemente golpeando un instrumento.


¿Cuál es su banda favorita de toda la vida?

Mis dos grupos favoritos en el mundo, que realmente son favoritos hasta hace unos años, Amarillo, Cyan y Magenta que es de Costa Rica y Señor Loop de Panamá.


¿Cuál es la mejor escuela: estar en un aula o tirarse a la calle?

Yo creo que eso depende de cada persona. Hay gente que le sirve más la calle y ver las cosas por su propia cuenta;  yo soy así. Me cuesta mucho leer o que alguien me explique algo, me empiezo a volver loco. Donde más aprendí fue en la calle, tocando con  más gente y viendo las cosas por mi propia cuenta.

Cuéntenos cómo inició su carrera como baterista.

Primero toqué con mi hermano y algunos amigos en bandas de colegio. Toqué en un grupo que se llamaba Translúcido que era de progresivo. Después tuve un grupo que se llamaba Síncopa, de jazz latino, formado con puros compañeros del cole, y con ellos sí llegué a tocar en bares y lugares así. También toqué con La Escafandra en esa misma época.

Recuerdo haber visto en un video que usted le ofreció sus servicios directamente a Miguel Solari (líder de La Escafandra) después de un concierto de ellos, ¿cómo le surgió esa idea?

Yo me acerqué a él después de un concierto en El Farolito y les dije que me gustaba mucho la música de ellos y que si no les molestaba, yo quería entrar a La Escafandra. Él me dijo que de hecho andaban buscando baterista, entonces lo intentamos, ensayamos un día y todo fluyó bien.

Juan Carlos tocando con 424.
Entrar a una banda como “el tipo nuevo” no es fácil, imagino.

Sí, para mi fue todo un reto. Habían un montón de canciones que yo sabía que tendrían un matiz muy distinto a lo que estaba acostumbrado (…) pero yo siempre he tratado tocar distintos géneros, siempre me meto en grupos que me representen un reto.

Cuando empecé a tocar con La Escafandra, era algo mucho más jazzy y yo no estaba acostumbrado a eso. Después entré a 424 y yo tocaba cero rock, no era nada rockero, pero también fue por eso que decidí armar el proyecto con Guayo (Mena, guitarrista) y siempre ha sido así (…) cada uno de los grupos en los que he estado me ha enseñado más de cada género.

¿Por qué ser también técnico de baterías y no sólo baterista como tal?

Porque me di cuenta que aquí había una escasez en esa área. Me atrevo a decir que aquí no hay nadie que haga ese trabajo (…) en un grupo por lo general lo único acústico es la batería y si no está bien afinada, si no tiene lo que necesita, es muy difícil que el grupo suene bien.


Si tuviera que escoger a un baterista nacional para hacer un proyecto en solo, ¿quién sería?

Me encanta como toca Ale Fernández.

¿Qué siente que le hace falta a los grupos de acá para surgir o sobresalir?

Creo que todo eso depende de las expectativas que cada miembro tenga y creo también que eso es lo que deshace los grupos. Usted puede tener un grupo donde hayan cinco personas y que uno de ellos piense “yo con este grupo sólo quiero hacer plata” y otro mae diga “yo con este grupo lo que quiero es ligar viejas y pasar de fiesta todo el día” y puede haber otro en el grupo que diga “qué chuzo hacer música para pasarle buena vibra la gente”; ya eso iría en picada de fijo (…) yo creo que si uno va a hacer un grupo y realmente quiere que pegue o quiere hacer las cosas bien necesita meterse con gente que esté en el mismo ride de uno.

¿Mejenguea?

Mejengueaba. Me tuve que salir de las canchas porque me dio miedo arriesgar mi carrera (ríe). Tuve varias lesiones que me dificultaban tocar y me sentía como un idiota, entonces decidí dejarlo.

¿Qué fue lo que lo hizo despertar un día y decir: “voy a dedicarme sólo a la música”?

Es algo raro, ni siquiera lo he pensado. Como que toda la vida yo he sabido que he querido hacer eso. No recuerdo un día que yo me haya levantado y haya dicho: “la verdad es que me voy a dedicar a ser músico”, yo siempre he sabido que lo iba a ser (…) lo que sí me pasa es que cada día que paso como músico me doy cuenta que sí, efectivamente, esto es lo que yo quiero ser.

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