6 jul 2011

Entrevista a Javier Arce

Javier Arce. Foto por Lores de Sousa.
“Sé honesto con esto, sé honesto. Vale la pena que quede la verdad”. Estas fueron las últimas palabras que Javier Arce, cantante de Cocofunka y cabeza de Javier Arce y Los de Allá, me dijo al terminar esta entrevista. Tomé mis notas y grabadora y me devolví a mi asiento a terminar de ver el concierto de La Escafandra del jueves pasado; yo estaba completamente en blanco.

Javier tiene 21 años y según cuenta está viviendo un cambio en su vida, una “crisis”, como él mismo la llama. Nació en Heredia un 8 de diciembre, aunque vivía en Alajuela. Está en quinto año de Producción Industrial en el Instituto Tecnológico en Cartago y sus ingresos económicos vienen directamente de la música.

A Cocofunka, la banda que lo dio a conocer, entró por amistades en común. Javier cantaba en una banda de punk melódico y en conciertos fue conociendo a quienes serían sus compañeros en un futuro. A Reynaldo Escobedo (bajista) lo conocía por que tocaba en una banda de ska-punk y éste, se le acercó y le comentó que estaba formando una banda nueva.

Javier les dijo que quería ser el vocalista. Empezaron a ensayar e improvisar juntos y ahí fue cuando, según él, “nació la sinergia que caracteriza hoy la banda”. Él tiene una afinidad especial con las palabras. No se toma pausas para pensar lo que dice, sin embargo, todo lo que lleva dentro va saliendo como prosa.


* * *

¿Cómo fue que le interesó cantar en vez de interpretar algún otro instrumento?

Siempre estuve interesado en la música y siempre quise intentar cantar. Mi madre cantaba y mi abuelo era músico también, tocaba acordeón y cantaba boleros. Él se murió y me dejó ese legado, esa espinita (…) ahí fue surgiendo una necesidad por pegar gritos y moverse. Al principio me importaba más moverme que usar mi voz. Siempre he escrito poesía, desde que era niño. Siempre vi esa unión de “escribís algo, lo hacés canción y le llega a la gente”. Ahí empezó todo.

Cocofunka es muy alegre y movido, en cambio Javier Arce y Los de Allá tiene un tono más oscuro, ¿cree que ambos reflejan un poco de su persona?

Los dos son exactamente mis dos partes. (…) ayer que tuve un chivo con Cocofunka y hoy que tengo chivo con ellos (los de Allá) puedo hablar de esa dualidad. Con Coco existe ese deseo de expresar con el cuerpo todo lo que me duele y lo que me alegra. Con Los de Allá se trata de expresar todo lo que me duele y lo que me alegra, con la música y los sonidos.

Cantando con Cocofunka. Foto por Cris Ro.
Se nota que los paisajes urbanos son gran influencia en ambas facetas: Los de Allá tiene mucho matiz de canción urbana y Cocofunka hace cosas como hacer un video corriendo por San José centro. ¿Qué tanta es la influencia de estos lugares en tu trabajo?

Hay muchos músicos que no hacen eso, y los respeto, pero vos no podés hablar de lo que no sentís. No podés cantarle a tu pueblo de cosas que no son el pueblo y (esto) no es un objetivo de mercado ni nada así, yo soy uno más y sufro lo mismo que el que está a la par. Yo tengo problemas con la ley igual que aquel que está en la calle. Soy parte de la canalla costarricense. Hay muchos músicos que deciden dar una realidad alterna, nosotros no, somos muy reales. Lo que yo siento lo podés sentir vos, lo puede sentir el mae de allá y lo puede sentir el piedrero de afuera.

¿Qué proyectos tenés ahorita con Los de Allá?

Estamos grabando con Autómata el disco y tenemos el plan ahorita de filmar las sesiones para que la gente las vea, en un deseo incesante de decirle al costarricense “así se graba la música en tu país”. Después haríamos un video con Nicolás Wong, bien loco, aunque aún no sabemos qué canción va a ser. Por el momento estamos decididos a terminar el disco y luego vamos a ver qué pasa.

Javier me pide un cigarro ya con la caja en la mano y yo se lo cedo. “Quiero uno hace tiempo”, me dice con un ligero olor a vino en su aliento. “No sabés lo que me pasó, me arrestó la policía el viernes pasado, estuve trece horas preso…”. Remata con esta frase y no quepo en mi asombro. Él habla viéndome a los ojos con toda honestidad, me abre la ventana para que me asome por unos segundos en su vida.

Sus letras suelen tener referencias a drogas; alcohol, marihuana, tabaco. ¿Las considera importantes en su proceso creativo?

Es curioso que los preguntés, porque hace cinco días fue un renacer en mi vida… Un renacer, porque me di cuenta que había sido encadenado a muchas sustancias. La marihuana fue mi esposa durante casi seis años y tuve un lazo terrible con ella.

Entonces, ¿qué pasa? En esos seis años hice muchas canciones, hice muchos discos y toqué muchos conciertos y como músico honesto que soy, que no le canto a cosas que no sean lo que siento, eso quedó plasmado en mis canciones. (...) Por ejemplo, "Vida Moderna" es una canción que es como nuestra oda a lo que habíamos vivido en los bares, cada noche que salíamos… Si ves la historia muchos músicos han sido así, hasta que llega una crisis que los hace cambiar y esa es la crisis en la que yo me siento. La droga me ha dado mucho pero me ha quitado mucho también y eso es importante recalcárselo a la gente: la droga te da y te quita.


Video de "Vida Moderna", dirigido por Nicolás Wong.

Si me preguntás por mis canciones puede que haya un cambio en ellas, ahora estoy yendo a los conciertos totalmente limpio, estoy empezando a componer totalmente limpio, me estoy empezando a dar cuenta que el arte en sí, ese cliché, de creer que las drogas van de la mano con el rock n’ roll existe y ha existido siempre, pero no es necesario. ¿Qué es lo que más importa en un músico? Su espiritualidad. Sin espíritu, no sos nadie.


Sus inicios fueron cantando punk melódico, luego reggae fusión y ahora canción urbana. ¿Le gustaría expandirse a más géneros más adelante?

¡No hay techo para llegar! ¡Puede que salga con un proyecto electrónico! (ríe) Todo lo que se conecte con mi alma y que valga la pena cantar, lo haré. Yo soy muy ecléctico, no tengo una influencia marcada o específica.

Sin embargo, en lo que hace se siente una vena latina muy marcada.

Yo siempre se lo he dicho a todos los músicos que tocan conmigo: “si no nos acordamos de nuestras raíces latinas, por más música que hagamos, algo estamos haciendo mal”. Yo siento que el latino, el costarricense en sí, tiene un deber… no digo que tenés que tocar sólo boleros o música autóctona latina, pero tenés un deber de incorporar elementos de esa música en tu música, porque sos latino.



Los conciertos de Cocofunka los han llevado a muchos lugares, desde Playa Guiones hasta Pérez Zeledón. ¿qué experiencias te has llevado de esos conciertos?

El tecladista de nosotros, Gustavo (Gutiérrez) dice que a uno le pueden quitar todo, menos los recuerdos. Y Cocofunka tiene eso. El grupo nos ha llevado a tocar en pueblos larguísimo, donde la gente te canta las canciones y brinca y pide canciones que hiciste hace años, que jamás pensaste que en tal provincia y en tal lugar te la fueran a pedir. Cocofunka engloba la experiencia de vivir de la música en Costa Rica.

Muchos dicen que eso no existe, que no se puede, que es duro. Coco es la prueba entera, el testimonio, de que sí se puede y que la gente en este país, hasta en los lugares más alejados te pide canciones y vibran con vos.

1 comentario:

  1. De todas, la mejor. Claro, en mi opinión. Hablar con Javier es sinónimo de fluidez y elocuencia, y mejor aún cuando sus palabras denotan sinceridad y experiencia. Tremendo trabajo pasando eso al papel, y dándole a él la oportunidad de que se exprese tan abiertamente.

    ResponderEliminar

Comente y comparta.